
Me han brotado frutas de las yemas de los dedos, amor
para que puedas alimentarte de mí
igual que la semilla que algún día
echará raíces en mi pecho
clavará sus dientes en mi pecho
y sorberá savia y mucho más.
Mamá me tomó en sus brazos la primera vez
le dijo a papá
“mira, hemos tenido un hermoso árbol frutal”.
Desde entonces sangro para abonar mis flores,
todo el que quiere se cobija bajo mis ramas
admira mis hojas admira el susurro del viento
admira mis colores ignora mi naturaleza muerta la pisotea
me arranca los frutos de las manos
se alimenta de mí.
El zumo de mis frutos es rojo
si me muerdes te mancharás las manos
te mancharás los dientes
te mancharás la ropa
sentirás pegajoso
el rezumar dulce por la herida de tu boca.
¿Hablarás de nosotras, de semillas de hojas de ramas de flores de dulces o ácidas frutas?
¿Hablarás del robo? ¿De la supervivencia?
¿Admitirás que puedo darte fruto pero no raíces?
¿Lo entenderás?
¿Me perdonarás?
A mí no me duele ser árbol frutal
no me daña la naturaleza
¿Cómo podría hacerlo?
No puede herirme mi belleza.
Maria F. Beltran
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